Carta de un emigrante

Carta de un emigrante 

 “Hoy estoy cumpliendo un ciclo en mi vida y tengo muchas sensaciones en mi mente. Uno siempre trata de tomar decisiones de las que en un futuro no tenga que arrepentirse. Hace 12 años tomamos la decisión de emigrar de nuestro país con muchas dudas e incertidumbre, tomamos un camino hasta ese momento desconocido. Soñábamos con varios desenlaces y créanme que nada se comparó con la realidad.

 Haber experimentado ser un inmigrante indocumentado en los Estados Unidos está más allá de cualquier sueño. Todavía recuerdo aquel primer trabajo en jardinería cuando apenas transcurrían unas pocas horas de haber llegado, eran tantas ilusiones, tantas esperanzas que nada impediría que me alejara de mis objetivos.

 Dura la realidad que me tocó vivir, el sacrificio era el mejor aliado, la fortaleza mi sostén, muchas trabas: idioma, país, costumbres y sobre todas las cosas culturas diferentes. Recuerdo tantas cosas, malas, buenas y desafortunadas que me tocó vivir. Logré traer a mis grandes amores hasta ese momento, mi esposa Vicky y mi hija Lucía. Con ellas se renovó mi fuerza, mis esperanzas ya tenían un rumbo, mi corazón latía diferente, sentía que mi camino no tendría ni desvíos ni desniveles.

 Luego llegó mi hijo Henry, y cómo nos alegró! Pero este corazón nunca dejó de lado a la gran familia dejada en mi pueblo. Siempre pendiente de todo y de todos, lejos, pero con esa gran ilusión de sentir que todo marchaba bien. Ví amigos que tuvieron esas llamadas indeseadas de su país, comunicándoles que algún ser querido ya no era más parte de este mundo.

 Un día me tocó esa llamada indeseada por todos y vaya si fue triste, vaya si me dolió. Se me había ido mi abuelo. Mi gran ídolo, nos había dejado ¡Por Dios cuánto dolor! Y como si fuera poco, en muy poco tiempo más, otra vez ese teléfono maldito sonó para recibir otra triste noticia, nos había dejado mi tía y mi familia estaba sin rumbo, muy dolida. Y yo aquí sin nada que hacer. 

 Podría escribir 20 mil páginas de todo lo vivido pero hoy, cuando tomamos la decisión de volver a nuestro pueblo, nos replanteamos hasta donde sirve estar tan lejos de todos los que amamos. Es un ciclo que cumplimos en nuestras vidas con muchas cosas buenas por destacar por tantas enseñanzas que nos dieron. Hoy valoro cuatro veces más las cosas. Aprendí a vivir, a valorar la vida, les aseguro que el Sergio que se vuelve a su querido pueblo es un gran papá, un gran esposo y les aseguro que será un enorme hijo dándole todo el amor a mi vieja. 

Estar lejos fue una escuela maravillosa que me llevo y que recordaré por siempre. No sé que futuro me espera pero les aseguro que nunca bajaré los brazos que seguiré luchando con mucha mas fuerza, todavía queda mucho camino, esto nunca se acaba. Hoy se termina un ciclo en mi vida que lo recordaré siempre. Gracias Dios por regalarme tanta vida, tanto amor, yo sé que tu siempre estas a mi lado y nos proteges en todo. Me voy agradecido a este país, a Dios y a todos los amigos que Estados Unidos me dio. Recuerdo y recordaré a cada uno de los que de una y otra manera estuvieron a mi lado, en las buenas y en las malas. Gracias y les deseo una gran vida a todos, mucha suerte. 

 Sergio Marcelo Feris, Raleigh.