sábado, 15 de noviembre de 2014

Una mochila.
 
 La luna y una brújula guiando mi sendero.
Tu carita dibujada entre estrellas y luceros, que cosa tan bella.
Para muchos no soy nada pero soy feliz porque sé que tú me amas.
Sé que aún no hablas pero siento tus palabras esperando mi llegada,
eso me da fuerzas para seguir viviendo.
Por eso no me importa todo lo que estoy sufriendo.
De mis errores he aprendido, no soy un fugitivo lo único que quiero es estar allá contigo.
(Montoya)

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