viernes, 14 de noviembre de 2014

Las mujeres y la migración internacional



Las mujeres y la migración internacional

                                                   

Las mujeres migrantes toma la decisión de trasladarse o se ven forzadas a hacerlo para poder contraer matrimonio, en muchos casos poder reunirse con sus esposos y/o las familias que han migrado antes que ellas, o solamente para poder trabajar. Las tareas que cumplen cubren un amplio abanico de profesiones (maestras, enfermeras) y de trabajo comunitario; ellas son trabajadoras domésticas, mucamas, cuidadoras de personas enfermas; muchas otras se desempeñan como agricultoras, camareras, trabajadoras en fábricas donde se las explota; otras terminan trabajando como artistas del entretenimiento, trabajadoras del sexo, recepcionistas.

Según el informe anual del UNFPA, "las mujeres constituyen casi la mitad de todos los migrantes internacionales a escala mundial: 95 millones", es decir el 49,6%. Parece increíble que ante estos números contundentes tanto la comunidad internacional como algunas funcionarios han empezado a tener una percepción más clara cuánto aportan las mujeres migrantes "a la economía y al bienestar social de las poblaciones que viven en los países de origen y de destino", y cómo en algunos casos han comenzado a formular ciertas políticas que reconozcan los problemas particulares y los riesgos que corren estas mujeres cuando cruzan las fronteras hacia tierras desconocidas.

UNFPA consigna que sólo en el año 2005 las remesas, es decir los fondos enviados por los y las migrantes a sus países de origen, ascendieron a un total estimado en 232.000 millones de dólares estadounidenses. "Dado que, de ese total, 167 millones llegan a los países en desarrollo, las remesas son considerablemente más cuantiosas que la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) y son la segunda fuente de recursos externos, por orden de importancia, de que disponen los países en desarrollo, después de las inversiones extranjeras directas (IED)". Es muy importante señalar que si bien las sumas totales que son enviadas por las mujeres son inferiores a aquellos enviados por los hombres, los estudios remarcan que "las mujeres envían una mayor proporción de sus menores ingresos a las familias que quedaron en el país de origen", y para poder hacer esto esta mujeres se boicotean a sí misma la posibilidad de poder cubrir sus necesidades básicas cotidianas, como la atención de su salud, y al posibilidad de acceso a la educación.

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